Ya no es ningún secreto que tener conocimientos sobre PNL y neuroventas te ayuda a acercarte al cliente con mayor posibilidad de éxito. El éxito se mide en base a dos parámetros muy diferenciados que comparten la totalidad del círculo: un 50% tiene que ver con tu capacidad para saber gestionar a los demás y el otro 50% tiene que ver con la capacidad para saber gestionarte tú mismo.
Entonces, ¿si yo sé quién soy, cómo soy, y cómo suelo responder a los estímulos de la vida tendré más éxito profesional? Sí. Eso es. Una buena visión introspectiva nos permite estar seguros con nosotros mismos para generar confianza y proyectar éxito.
Si además de conocerte a ti mismo tienes estrategias y herramientas para poder leer a los demás, conocer sus fortalezas y debilidades, saber gestionar sus miedos y anhelos y jugar las cartas adecuadas para conectar emocionalmente con el otro… tienes un superpoder. El superpoder de llevar la batuta en la orquesta de las relaciones humanas.
Si además de conocerte, has aprendido a reconocer las fortalezas y debilidades de los demás, tendrás superpoderes.
Siempre digo que los que se dedican al mundo inmobiliario son traficantes de sueños. Los sueños de los que dejan una casa y van en busca de otra, los sueños de los que dejan atrás viviendas donde ha nacido el primer hijo y donde han llegado los reyes magos. Sueños, al fin y al cabo, que merecen ser tratados como piezas preciosas de infinito valor. ¿Nos acordamos de eso cuando vemos una vivienda? Si la persona que tienes delante está vendiendo su piso, probablemente tiene miedo. Tiene miedo porque deja atrás un sinfín de emociones y, muy probablemente, también tiene miedo por tener que embarcarse en una aventura de compraventa que no tiene idea de cómo es. Si sabemos distinguir ese miedo, lo reconocemos y somos capaces de sostenerlo y abrazarlo genuinamente, verán en nosotros alguien en quién confiar.
Pero ¿realmente se puede aprender a reconocer, gestionar y sostener las emociones de los demás? ¿Soy capaz de trabajar en mi marca personal a nivel emocional de una manera enfocada para que me ayude en mi trabajo?
La respuesta es sí. La experiencia me ha llevado a poder decir firmemente que cada uno de nosotros tenemos las habilidades necesarias para saber gestionar nuestras propias emociones y dar respuesta útil y sana a las emociones de los demás.
Pero ¿cómo puedo aprender a aprender(me) y a aprender(te)? Normalmente, para hablar de PNL, de neuroventas y comunicación no verbal se organizan sesiones formativas donde alguien que sabe habla (y habla, y habla, y habla…) mientras los demás escuchan. Este tipo de aprendizaje unidireccional donde el profesional expone y los demás escuchan (y con suerte retienen algo de información), está cambiando. Los estudios en neurodidáctica (el cómo aprende el ser humano) establecen nuevos métodos de formación competencial. Es por eso que las escuelas, con sus nuevos sistemas educativos (nuevos aquí, porque en otros países llevan años lanzando al éxito emocional a generaciones enteras) apuestan por el aprendizaje experiencial y vivencial. ¿Qué quiere decir esto y cómo se diferencia del modelo educativo convencional? Muy fácil: se sigue la orientación natural de aprendizaje del cerebro humano, es decir, para que yo pueda aprender lo que me explicas tengo que experimentarlo. Escribir, levantarme, pensar en alto, escuchar a mis compañeros de aula, experimentar con los conceptos. En otras palabras: tengo que vivir lo que quieres que aprenda.
Así es como se aprenden las competencias y las herramientas para saber salir ahí fuera con la confianza que me da el saberme fuerte y, a la par, saber leerte, aprenderte y gestionarte como persona o cliente.
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