En los últimos años fueron las proptech, ahora son los “lobos solitarios”, agentes inmobiliarios que trabajan de forma autónoma desde su casa o desde un coworking. Todo parece conspirar contra el modelo tradicional de Agencia de barrio. No es de extrañar que muchos profesionales se planteen abandonar los caros locales en una calle principal y retirarse a un piso o entresuelo, esto último en el mejor de los casos. En base a mi experiencia de casi tres décadas trabajando con Agentes, Agencias y Redes de distintos tamaños, todos los modelos son viables si se trabajan de forma conveniente y con las herramientas adecuadas. Pero tan cierto como eso es que, en mi opinión, no se puede aspirar a liderar un mercado local si no se cuenta con una “tienda inmobiliaria” representativa en una localización céntrica de la zona en la que prestas tus servicios de compraventa y alquiler de propiedades.
Como en el caso de las proptech, lo que permite el florecimiento de estos Agentes independientes es la virtualización y digitalización del ecosistema inmobiliario. Desde el nacimiento del protocolo http, un universo paralelo -al que pronto de denominó el ciberespacio, adoptando un neologismo popularizado por primera vez en la novela de ciencia ficción “Neuromante” de William Gibson- fue tomando forma más allá de la realidad analógica que conocemos. El correo electrónico -surgido del programa DARPA (Defence Advanced Research Projects Agency) del Pentágono norteamericano- se convirtió en una alternativa virtual al correo físico. Y cuando Tim Berners-Lee inventó la world wide web, que utilizaba la misma tecnología que hace posible internet con el añadido de los enlaces de hipertexto, los websites corporativos se convirtieron en la alternativa digital de la oficina física. La guinda fue el desarrollo del internet móvil, que hizo posible llevar el teléfono, el correo electrónico y acceder a la web de la Agencia en un artilugio que cabe cómodamente en la palma de una mano. Finalmente, el marketing, siempre intentando acaparar la atención de los consumidores para los productos que venden (mientras estos intentan ver otra cosa diferente), se hizo online gracias a los innovadores modelos publicitarios de Facebook Ads, Google Ads y la publicidad programática y contextual.