La vida es cambio y el cambio es vida. El ser humano es un ser sociable, curioso y cambiante; somos seres emocionales, creativos y nómadas por naturaleza. Por tanto, la capacidad para adaptarnos a los cambios es parte intrínseca de nuestra forma de ser. Lo tenemos grabado en los genes.
Desde el momento en que nacemos hasta nuestro último suspiro cambian nuestros sentimientos, pensamientos y conductas, así como nuestros gustos, prioridades, las relaciones personales y la forma de afrontar las adversidades. Nada pasa desapercibido ante la mirada del paso del tiempo, ni la piedra más dura tras el tacto de la lluvia, ni la torre más sólida frente al movimiento del viento. Todo cambia y cambiará.