La vida que conocíamos antes del coronavirus no volverá a ser igual, al menos, durante un periodo de tiempo. Por supuesto, el entorno laboral físico se verá afectado.
La situación generada por el coronavirus ha puesto de manifiesto dos cuestiones de gran interés. La primera de ellas es el peligro que supone compartir elementos de uso habitual -como los teléfonos fijos en centralitas de recepción…, monitores (que habrá que encender o apagar), teclados, impresoras (que hay que manipular), etc. Por ejemplo, ¿estaremos dispuestos a continuar fichando en el acceso a la oficina colocando nuestra huella digital en un dispositivo único para todos los compañeros? La segunda es la necesidad de replantearnos el espacio mínimo necesario en el lugar de trabajo para garantizar unas condiciones de habitabilidad que, probablemente a partir de ahora serán más estrictas…