¿Nos valoramos lo suficiente?
Si tú no te valoras, el cliente no te va a valorar.
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Hoy en día las cosas son muy distintas a cómo eran hace treinta años en una oficina inmobiliaria.
Había clientes que solicitaban visitas todas las semanas y los que llamaban sin cesar por teléfono para concertar de inmediato la visita que les interesaba.