Los últimos años han estado marcados por la recuperación del sector. No obstante, el crecimiento parece haberse moderado como consecuencia de la ralentización de la demanda. Es más, podemos incluso aventurarnos a decir que la compraventa de viviendas ha tocado techo, ya que la concesión de hipotecas, los precios de venta y los inicios de vivienda están perdiendo fuerza, a pesar de seguir creciendo.
Teniendo en cuenta este contexto, durante los próximos meses no cabe esperar grandes fluctuaciones, todo lo contrario. El sector disfruta de un momento de madurez. Una situación que, desde mi punto de vista, es necesaria para regular el mercado. Esta estabilidad se trasladará también a los precios, que no experimentarán incrementos significativos —mientras que el aumento en 2019 fue de un 5%, en 2020 previsiblemente se situará en torno a un 3%—; así como a la generación de nuevos negocios, que se centrarán en dar respuesta a la demanda actual, dentro de la que podemos distinguir dos tendencias claramente diferenciadas: vivienda en propiedad en ubicaciones exclusivas y vivienda en alquiler.