Muchos nos hemos preocupado por dejar las luces apagadas o usar menos agua en un hotel y hemos elegido la opción de que no nos cambien las sábanas o las toallas diariamente. La factura del hotel va a ser la misma. No lo hacemos por ahorrar dinero a nuestros bolsillos; simplemente nos molesta el desperdicio, el consumo innecesario.
Así actúa lo que seguramente es una minoría: la vanguardia concienciada del movimiento por conseguir un planeta sostenible, sin necesidad de llegar a grandes renuncias. Puestos a elegir, como consumidores, estas personas siempre elegirán lo que les parezca más eficiente en términos de uso de los recursos energéticos.