martes 20, mayo
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Rehabilitación energética, ¿una palanca para impulsar la oferta de vivienda?

La rehabilitación del parque edificado no solo es una necesidad ambiental: puede ser una de las claves para dar respuesta a una necesidad urgente: la escasez de vivienda.

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La rehabilitación del parque edificado se ha consolidado como un pilar esencial para avanzar hacia una economía más sostenible, resiliente y competitiva. Pero más allá de su dimensión medioambiental, representa una vía eficaz para responder a uno de los grandes retos actuales: la escasez de vivienda asequible y de calidad.

En España, cerca del 80 % del parque edificado fue construido antes de 1980, sin estándares adecuados de eficiencia energética. Este parque envejecido y, en muchos casos, infrautilizado, puede convertirse en una de nuestras grandes oportunidades si se aborda con visión estratégica y colaboración.

La paradoja del mercado inmobiliario es evidente: la demanda de vivienda sigue creciendo, especialmente en las grandes ciudades, mientras que la oferta disponible no alcanza ni en cantidad ni en calidad. A esta realidad se suma la dificultad de acceso a la vivienda por parte de los jóvenes, que encuentran serios obstáculos para emanciparse. En este contexto, la rehabilitación energética permite recuperar edificios ya existentes, adaptarlos a las nuevas necesidades y volver a introducirlos en el mercado como viviendas funcionales, eficientes y sostenibles.

Para las nuevas generaciones, esto supone mucho más que una mejora técnica: significa acceso a una vivienda más asequible y reducción de costes energéticos. Además, rehabilitar permite construir patrimonio con visión de futuro, invirtiendo en inmuebles que no solo ganan en valor, sino que también serán más competitivos en un mercado que cada vez penaliza más la ineficiencia.

Revitalización urbana y cohesión social

Desde una perspectiva social, rehabilitar es también modernizar nuestros barrios, revitalizar espacios infrautilizados y generar comunidades más cohesionadas. La mejora de la eficiencia energética contribuye al confort y bienestar de los ocupantes, reduce la pobreza energética y mejora la calidad del aire interior, un aspecto cada vez más valorado.

El marco europeo ofrece una hoja de ruta clara: el Pacto Verde Europeo y la Directiva de Eficiencia Energética en los Edificios (EPBD) exigen una transformación profunda del parque edificado para alcanzar la neutralidad climática en 2050. En este proceso, la rehabilitación energética se convierte en un imperativo que va más allá de lo técnico: es una apuesta por un modelo económico circular, responsable y competitivo.

Este proceso no solo responde a una necesidad ambiental, sino que puede liberar una importante bolsa de vivienda en zonas urbanas ya consolidadas, donde el suelo escasea y construir desde cero no siempre es viable. Transformar una vivienda antigua e ineficiente en un hogar moderno, confortable y sostenible permite reactivar barrios, optimizar el uso del suelo y contribuir a frenar la expansión urbana descontrolada.

La eficiencia energética también es sinónimo de ahorro. Una vivienda rehabilitada puede reducir de forma significativa su consumo, lo que se traduce en menores facturas y un mantenimiento más económico. Este factor es especialmente relevante para jóvenes compradores o arrendatarios, para quienes cada euro cuenta.

Más valor para un mercado más exigente

Además, la rehabilitación aporta valor económico tangible: incrementa el precio de los inmuebles, los hace más atractivos en el mercado y mejora su liquidez. Hoy, el comprador busca más que ubicación o metros cuadrados: busca eficiencia, confort y sostenibilidad. Las viviendas que no cumplan con estos estándares no solo perderán valor, sino que también quedarán fuera de las preferencias del mercado.

Pero para escalar esta transformación se necesita algo más que voluntad política. Las ayudas públicas, aunque fundamentales, deben complementarse con soluciones de financiación accesibles y específicas. La rehabilitación debe poder financiarse con la misma naturalidad con la que se financia la compra de una vivienda o incluso de un coche. Aquí, el papel del sector financiero es clave, pero también el de los profesionales inmobiliarios.

El agente inmobiliario como motor de cambio

Los agentes inmobiliarios pueden y deben convertirse en verdaderos aliados del cambio. Su cercanía al mercado les permite identificar edificios con potencial de mejora, asesorar a propietarios y compradores sobre el valor añadido de una vivienda rehabilitada, y activar una nueva narrativa que vea en la eficiencia no un coste, sino una inversión inteligente. También pueden ser un puente entre propietarios, comunidades de vecinos y administraciones públicas, facilitando los procesos de gestión y acceso a subvenciones.

Incorporar la rehabilitación energética a la conversación comercial no solo amplía el mercado, sino que también posiciona al profesional como un agente de transformación urbana. Con formación adecuada y herramientas específicas, su rol puede ser determinante para dinamizar la oferta, acelerar los proyectos y contribuir al desarrollo de un parque inmobiliario más equilibrado y sostenible.

No se trata solo de rehabilitar fachadas o cambiar ventanas: se trata de mejorar el rendimiento energético del edificio, aumentar su confort, reducir su impacto ambiental y adaptarlo a los nuevos estilos de vida. Un edificio rehabilitado no es solo más eficiente; es más competitivo, más saludable y habitable.

Hoy tenemos la oportunidad de transformar nuestro parque edificado en un activo estratégico que contribuya a resolver varios retos al mismo tiempo: la emergencia climática, la falta de vivienda, la pobreza energética y la revitalización urbana. Para ello, es imprescindible dejar de ver la rehabilitación como un gasto y empezar a verla como lo que realmente es: una inversión de presente con retorno a futuro.

Apostar por la rehabilitación energética es apostar por ciudades más habitables, por viviendas más accesibles y por un modelo económico alineado con los grandes desafíos del siglo XXI. Es una vía realista, escalable y sostenible para aumentar la oferta de vivienda sin consumir más suelo ni más recursos. En definitiva, no es solo una opción técnica: es una estrategia de país.

Laura Visier
Laura Visierhttps://uci.es/es/
Directora del Área de Rehabilitación Residencial UCI

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