Desde la pandemia hasta nuestros días el mundo ha cambiado y el sector inmobiliario no se ha quedado atrás. El impulso de la tecnología, las nuevas necesidades relacionadas con la vivienda, la alta inflación y sus consecuencias en las subidas de los tipos de interés, el incremento en los precios de los alquileres y de las compraventas, la falta de stock o una demanda desbocada son algunos de los elementos que más han impactado en nuestro sector. Muchos profesionales se han adaptado a estas circunstancias, pero en 2024 debemos seguir evolucionando para ofrecer el mejor servicio a nuestros clientes y que nuestra cuenta de resultados no se vea afectada por un mercado de la vivienda que tenderá a estabilizarse durante el año que viene.
Vivimos en una revolución digital y no debemos dar la espalda a los nuevos desarrollos que favorecen nuestros procesos y agilizan nuestras gestiones diarias. Ya está más que asumido que debemos disponer de un CRM completo que nos ayude a ser mucho más eficientes o a utilizar herramientas basadas en el Big Data para analizar y predecir qué puede ocurrir en el mercado inmobiliario.