La madrugada del pasado 20 de abril, sin comerlo ni beberlo, en SIRA empezamos una de las aventuras más trepidantes en las que hemos participado. Trepidante por inesperada, ya que solo 30 días antes nos lo planteábamos a largo plazo, trepidante por retante, porque mantener los estándares de calidad de una formación como la nuestra en otro medio no era tarea fácil y trepidante por tiempos, nos enfrentábamos todos a la difícil misión, en plazos vertiginosos de hacer coincidir lo óptimo y lo práctico.
Me refiero nada más y nada menos que a la implantación de los cursos SIRA al online.