EL ACCESO A LA VIVIENDA DE LOS JÓVENES: UN PROBLEMA DE INVERSIÓN PÚBLICA
“El reto del acceso de los jóvenes a la vivienda continuará en 2018” - “La ayuda a los jóvenes para comprar casa excluye a las ciudades de más de 5.000 habitantes” - “Los jóvenes se resisten a ser propietarios de una vivienda” –“Los jóvenes españoles y la vivienda: QUIEREN comprar casa pero alquilan... si es que pueden”
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Con este repóquer de titulares, sacados cualquier día de cualquier buscador de internet, podríamos despachar un artículo sobre un asunto pendiente de resolver en España desde hace muchos años: el acceso de los jóvenes a la vivienda. Y no parece que sea tarea fácil, porque llevamos lustros anclados en la misma problemática.
En España, el patrón del estado de bienestar no ha promovido con eficacia la emancipación de nuestros jóvenes, de manera que son las familias las que, en la medida de sus posibilidades -cada vez más escasas- sustituyen a las responsabilidades públicas a la hora de satisfacer las necesidades de aquellos. Pero ya no es solo que la limitación de derechos sociales haya contribuido a inhibir las aspiraciones de independencia juvenil y autonomía residencial, sino que, incluso en mayor medida, influyen las dificultades económicas que atraviesan los jóvenes para poder independizarse, pues los que tienen trabajo, deben emplear casi un 70% de sus ingresos para acceder a una vivienda, ya sea en propiedad o en alquiler, bien entendido que, además, en el primero de los casos, necesitarán tener ahorrada -o prestada por los padres- una cantidad importante, equivalente al 30% del precio de la vivienda.