Encontrar una vivienda se ha convertido en un verdadero desafío. El último informe de Fotocasa Research, “Los jóvenes y el mercado de la vivienda en 2024”, lo deja claro: cada vez son menos los jóvenes que pueden permitirse formar parte activa del mercado inmobiliario, ya sea para alquilar o comprar.
Según los datos, solo el 40% de las personas entre 18 y 34 años ha estado implicado en alguna operación de vivienda durante el último año. Esto supone una caída de ocho puntos respecto a 2022. Aunque sigue siendo el grupo más activo en términos relativos, su peso real está disminuyendo. Y esto no es por falta de interés, sino por una realidad económica que no juega a su favor.
El alquiler ya no es refugio seguro
Durante años, el alquiler ha sido la opción más habitual para quienes dan sus primeros pasos hacia la independencia. Pero incluso esta alternativa se está complicando. En 2024, solo el 26% de los jóvenes menores de 35 años participaron en el mercado del alquiler, dos puntos menos que en 2023 y cinco menos que en 2022. Lo más preocupante: apenas un 11% consiguió firmar un contrato de arrendamiento.
Este dato revela un doble problema. Por un lado, los precios del alquiler siguen subiendo, especialmente en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. Por otro, la escasez de oferta de vivienda asequible hace que, incluso con intención de alquilar, muchos no encuentren opciones viables. Así, hay jóvenes que acaban compartiendo piso (un 5%) o incluso intentándolo sin éxito (otro 5%).
La precariedad laboral, los contratos temporales y los sueldos ajustados dificultan no solo acceder a una vivienda en alquiler, sino también mantenerla en el tiempo. Muchos jóvenes tienen que destinar más del 30% de sus ingresos mensuales al pago del alquiler, algo que, según los expertos, no es sostenible a largo plazo.
Comprar una casa: un lujo al alcance de pocos
Si el alquiler es complicado, la compra parece directamente inalcanzable para muchos. El informe muestra que solo un 5% de los jóvenes logró comprar una vivienda en el último año. Sin embargo, un 14% lo intentó. Es decir, casi tres veces más personas quisieron comprar que las que realmente lo consiguieron.
Las causas son múltiples. Una de las principales es el encarecimiento de la financiación. En febrero de 2024, los tipos de interés se situaban en el 4,5%, una cifra que encarece notablemente las hipotecas y reduce la capacidad de endeudamiento. Además, los bancos exigen un ahorro previo importante, algo que muchos jóvenes no tienen.
Jóvenes de 25 a 34 años: los más activos, pero perdiendo terreno
Si analizamos los datos por tramos de edad, vemos que el grupo entre 25 y 34 años sigue siendo el más activo: un 44% participó en alguna operación inmobiliaria durante el último año. Aun así, esta cifra también representa un retroceso: en 2023 era del 46%, y en 2022 alcanzaba el 51%.
En esta franja, un 25% estuvo implicado en la compra de vivienda, y un 26% en el alquiler. Son porcentajes más altos que entre los más jóvenes, pero también muestran una clara tendencia a la baja.
Por su parte, el grupo de entre 18 y 24 años ha aumentado ligeramente su participación, pasando del 32% en 2023 al 35% en 2024. Aquí, el alquiler sigue siendo la opción mayoritaria (26%), pero llama la atención que un 13% haya estado activo en la compraventa, una cifra superior al 10% registrado el año anterior. Esto podría deberse a apoyos familiares, herencias anticipadas o incluso a decisiones de inversión puntuales.
¿Alquilar o comprar? La distancia se acorta
En años anteriores, la mayoría de los jóvenes que buscaban vivienda lo hacían para alquilar. En 2021, por ejemplo, el 59% de los demandantes se centraban exclusivamente en el alquiler, frente al 27% que apostaba solo por la compra. Pero en 2024, la diferencia se ha reducido considerablemente: un 51% busca solo alquilar, mientras que un 37% quiere comprar directamente. Un 13% se mantiene activo en ambos mercados, lo que indica un aumento de la flexibilidad (o del desconcierto) a la hora de elegir.
Esta evolución puede tener varias lecturas. Por un lado, hay quienes ven la compra como una inversión a largo plazo y una forma de dejar atrás la incertidumbre del alquiler. Por otro, hay jóvenes que no encuentran viviendas en alquiler que puedan permitirse, y se plantean la compra como último recurso, aunque no estén del todo preparados económicamente.
La vivienda, un reto generacional
Lo que el informe de Fotocasa deja claro es que estamos ante un reto generacional. Los jóvenes tienen las ganas y la necesidad de independizarse, pero el sistema actual no se lo pone fácil. Los precios siguen siendo altos, los sueldos no acompañan y las condiciones del mercado son cada vez más exigentes.
Ante este panorama, la respuesta debe ser colectiva. Las administraciones públicas tienen un papel clave, tanto en la promoción de vivienda asequible como en la concesión de ayudas al alquiler o a la entrada para la compra. Pero también el sector privado puede aportar soluciones. Los profesionales inmobiliarios conocen cuál es la realidad y son clave para que en un futuro, esperemos que cercano, se pueda minimizar el problema del acceso a la vivienda de los jóvenes y no tan jóvenes.
Lo que no podemos permitirnos es seguir perdiendo jóvenes del mercado. Porque, aunque hoy su participación sea menor, son ellos quienes deberían sostener el futuro del sector inmobiliario.