lunes 14, octubre
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La vivienda es responsable del 40% del consumo de energía y de la contaminación medioambiental

Entre una vivienda tipo “E” y otra tipo “B” puede mediar un ahorro de 600€ anuales.

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Los inmuebles de obra nueva cumplen con el Código Técnico de la Edificación e incorporan requerimientos exigentes de eficiencia energética; sin embargo, hay un gran número de viviendas existentes, más de 14 millones, con una antigüedad superior a 40 años, de las que el 70% está formado principalmente por edificios ubicados en zonas urbanas consolidadas.

La calificación energética nos indica tanto el consumo de energía (en kWh/m2 año) y las emisiones (en kgCO2/m2 año) producidas por el consumo de energía para generar agua caliente y una temperatura confortable a lo largo del año (entre 21 y 26ºC) en las distintas estancias del inmueble. En base a los datos publicados en el último informe del IDAE, existen aproximadamente 3 millones de certificados de eficiencia energética de inmuebles existentes registrados (en adelante CEE); suponen menos de un 12% del parque inmobiliario español, de los cuales el 5,20% tienen calificaciones A, B, C, y un 94,80% en el resto de las calificaciones (D, E, F y G); es decir, hay un gran mercado que necesita una rehabilitación, con alto potencial de ahorro y mejora en eficiencia energética. Teniendo en cuenta que un inmueble con calificación energética tipo “E” tiene un gasto medio anual de 1.000€, si tuviese calificación tipo “B”, el gasto sería de 400€ anuales, es decir, el ahorro estimado es de 600€ anuales aproximadamente, cuantía que debe ser un factor relevante de decisión en la compra de una vivienda.

Los CEE son modelos normalizados, siendo un técnico competente quien realiza las comprobaciones necesarias en visita in situ al inmueble, entre las que citamos: características técnicas (construcción e instalaciones), dimensiones (superficie, envolvente, huecos…), demanda (sombras, puentes térmicos, …), etc. Todos los datos recogidos en la visita se complementan con los datos relativos a la documentación del inmueble (referencia catastral, zona climática, etc.). Hay que destacar la importancia del apartado del CEE que contienen las medidas de mejora, en el que el técnico propone actuaciones que reduzcan el consumo de energía y emisiones, siempre que sean viables, técnica y económicamente; la solución ideal no existe ya que cada caso requiere de un estudio y análisis técnico, ya que las alternativas son diferentes si actuamos en un edificio completo o en una unidad del mismo.

El 95% del parque inmobiliario español es susceptible de mejora en eficiencia energética.

Las actuaciones más habituales a tener en cuenta para la rehabilitación energética son:

Aislamiento de la fachada –sistema SATE (Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior)-inyección de aislamiento en la cámara de aire o trasdosado interior– y de la cubierta. Hay distintos aislamientos (térmicos y acústicos): poliestirenos, lanas minerales, lana de roca, lana de vidrio, espumas de poliuretano; el rendimiento más adecuado está relacionado con los sistemas constructivos, zona climática, etc., estimando una mejora media >10%.

Sustitución de ventanas, por vidrio doble con rotura de puente térmico, con caja de persianas integrada y persianas aislantes, suponen una mejora media >10%

Sustitución de calderas, con ahorro estimado a partir del 10%; si utilizamos sistemas más eficientes y sostenibles como la aerotermia, la geotermia y la biomasa, el porcentaje se incrementa sustancialmente.

Existen otras medidas que no computan en el CEE, que sin embargo aportan ahorro en la factura mensual además de confort; entre ellas podemos citar la sustitución de luminarias, por ejemplo, cambiar el sistema de iluminación por led, implementar domótica, detección de presencia y de ahorro de agua, etc.

Todas las medidas, para que sean eficientes energéticamente, deben ser analizadas por un técnico de manera global con el objetivo de mejorar >30% o salto de dos letras de la calificación. Las claves están en la envolvente del edificio y los huecos (fachadas y ventanas), importantes para evitar las pérdidas de calor y evitar el sobrecalentamiento de la radiación solar en verano; la tercera clave serán las instalaciones. Debemos evitar acciones parciales como, por ejemplo, cambiar las ventanas por unas mejores pierde eficiencia si el edificio no tiene aislamiento en la fachada.

Desde ASECENER consideramos que el valor añadido que podemos aportar lo resumimos en los siguientes puntos:
Realizar los informes de eficiencia energética (CEE) por técnicos cualificados y especializados, que podrán aportar mejoras con visión global y que sean viables técnicas y económicamente.

Emisión del CEE en estado actual y del CEE estado reformado, identificando y valorando las mejoras más adecuadas, garantizando actuaciones de reforma o rehabilitación que sean eficientes >30%.

Apoyo y asesoramiento en la gestión de las ayudas/subvenciones a nivel local, regional, estatales y europeas, que además de bonificar la rehabilitación, las cuantías se amplían cuando se acredita que las actuaciones mejoran la eficiencia energética. Por ejemplo, programa de Fomento de la Regeneración y Renovación Urbana y Rural (ARRUR), programa de Rehabilitación de Edificios Existentes (PREE), etc.

El profesional inmobiliario tiene que comprometerse y asumir un papel relevante en la difusión de las ventajas de las viviendas eficientes y sostenibles, aunando el interés de los clientes con el asesoramiento en el proceso de inversión, tanto en la compra como en la rehabilitación/reforma eficiente, garantizando el incremento de valor del inmueble en el mercado con un mayor confort y ahorro, tanto en la factura energética como en las cuotas mensuales, al optar a una financiación verde. La tendencia es que las inversiones se concentren en proyectos alineados con desarrollo calificados como eficientes, inmuebles sostenibles cada vez más reconocidos y valorados en el mercado que han experimentado un impulso este año y los venideros, potenciado por las consecuencias del coronavirus que han acentuado la sensibilidad de la sociedad en la relación con el espacio construido y habitado, siendo un argumento para convencer que, incorporar medidas de mejora de eficiencia energética, es un valor añadido y una inversión rentable.

La reforma eficiente garantiza el incremento de valor del inmueble aportando mayor confort y ahorro.

Para finalizar, compartir con vosotros la certeza de que la rehabilitación y regeneración urbana es un valor seguro social y económicamente. Confiamos haber transmitido desde ASECENER nuestra inquietud para que os incorporéis y participéis del cambio, aportando claves de mejora en la comercialización de un activo, con la finalidad de aumentar la confianza del cliente y el valor añadido del asesoramiento integral.

Belén López Fernández
Belén López Fernández
Gerente de ASECENER y Arquitecto COAM asecener.com gerencia@asecener.com Blog Asecener | Certificación en Eficiencia Energética

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