Llevamos ya meses comentándolo entre los profesionales del mundo inmobiliario. La captación está siendo todo un reto y, quizá, ahora es aún mayor. Sin embargo, ya sea por desesperación o por la simple necesidad de aumentar nuestra cartera de propietarios, al haber poca oferta perdemos el foco y nos centramos más en el inmueble que en el propio cliente. Salimos corriendo cuando al fin conseguimos una cita con los vendedores, sin ni si quiera habernos informado de cuál es su situación real, conocer el motivo por el que ha puesto la vivienda a la venta o, peor aún, sin precalificar.
El día a día hace que se nos olviden cuestiones que hasta ahora teníamos más que interiorizadas y volvamos a cometer los errores que cometíamos en el pasado y que parecía que ya estaban superados.